martes, 5 de febrero de 2008

Harvey Murray Glatman

Nació en colorado. fue un niño marcado, pues tanto vecinos como compañeros de colegio se burlaban de su fealdad e incluso su familia le despreciaba.


Poco a poco iba sintiendo odio por todos hasta que se vio sometido a una soledad obsesiva, volviéndose molesto ante la presencia de cualquier persona, hasta que llegó el momento en que se aisló de todo.

Si no hubiese estado marcado por su fealdad, quien sabe a dónde hubiera llegado pues su coeficiente intelectual era de 130.

Sexualmente era un hombre frustrado, ninguna mujer quería mantener relaciones con él. hasta que se vio obligado a robar pertenencias a algunas mujeres para así crearse fantasías con esos objetos y masturbarse pensando en ellas.

Con 17 años sintió que necesitaba algo más, las fantasías ya no le otorgaban tanto placer. Así que se hizo con la réplica de un revolver con el que intimidaba a las mujeres y las obligaba a desnudarse sin llegar a nada más. Entonces pensó que aquello sólo le proporcionaba poco tiempo de placer.

Ahí comenzó a realizar fotografías siempre a escondidas y con sumo cuidado, pegándolas luego a las paredes de su habitación.

Al pasar el tiempo se trasladó a Nueva York y allí vio el nuevo mundo que se abría ante él, un mundo lleno de mujeres a las que fotografiar. Así comenzó a motivarse con este hobby y fotografiaba sin parar para luego masturbarse viéndolas y fantaseando con cada imagen.

Hubo un momento en el que el dinero se le agotó y tuvo que recurrir al robo incluso con agresión. La policía lo atrapó y fue condenado a 5 años de prisión en el que se mantuvo impasible.

Al salir de la cárcel en 1951, su odio había crecido, se trasladó a Los Angeles donde abrió un taller de reparación. Alternando su trabajo con su afición a la fotografía.

Estando en la cárcel descubrió las revistas pornográficas e imaginaba fotografiar a esas mujeres que siendo modelos, no le dejarían de sonreir pese a su tara.

El 31 de julio de 1957 conoció a su primera víctima, una modelo que comenzaba su carrera: Judith Ann Dull

la cual sabía que para ser reconocida y ser importante en este mundo tendría que ceder a algunas peticiones.

Harvey la engañó haciéndole saber que trabajaba para una prestigiosa revista y que éste sería su salto a la fama. La convenció diciéndole que para que las fotos fueran comerciales, tendría que ser seductora y provocativa, que él había pensado que para que fueran más calientes y si ella no se oponía, podía simular atarla de pies y manos.

Ahí ya la tuvo inmovilizada. Ella obedecía a todas sus peticiones hasta que se dio cuenta que él pretendía forzarla, por lo tanto intentó luchar por salir de esa situación, pero, estaba atada.
Harvey logró violarla dos veces.

El se dio cuenta de lo que acababa de hacer y con sus antecedentes si la chica lo denunciaba, pasaría el resto de su vida en la cárcel. No la podía dejar escapar.
A punta de una pistola real, la condujo hasta su coche y la llevó hasta el desierto, adentrándose al máximo en éste.

Allí volvió a forzarla y a sacarle más fotografías. La chica le rogaba que por favor la dejara ir, que no lo denunciaría, pero él ya tenía una idea, la extranguló con una cuerda y después de que la chica muriera se arrodilló pidiéndole perdón.

Con el pensamiento negativo de que la policía le volvería a detener, que cuando descubrieran el cadáver lo harían, regresó a su coche, pero no fue así.

Estuvo mucho tiempo arrepentido y cuando decidió revelar las fotografías se enamoró tanto de las imágenes que las colgó por toda la casa. En el año 1958 y tras empezar a planear su próximo asesinato se inscribió en un club para solteros. Contactó con una chica de 24 años llamada Shirley Ann Bridgeford


dando un nombre falso Harvey quedó con ella el 8 de marzo de ese mismo año, pero la chica al conocerle quedó horrorizada por el rostro de Harvey.

Entonces a Harvey le aumentó el odio y en este caso lo canalizó hacia ella. la encañonó y se la llevó al desierto repitiendo exactamente los actos que había cometido con Judith.

Esta vez no se arrepintió. le había cogido el gusto a esta vocación, así que comenzó a buscar a otra víctima.
Esta vez consultando los periódicos llegó a conocer a una prostituta llamada Ruth de la cual se enamoró, pero ella lo rechazó y le dejó claro que sin dinero de por medio no habría nada.

Entonces Harvey, a pesar de que la amaba, la condujo a su cementerio preferido, el desierto y repitió el ritual de siempre.

Ya eran tres los asesinatos. Volvió a su primer modus operandi y puso un anuncio en un periódico, proponiéndose como fotógrafo para jóvenes modelos con ganas de triunfar. De este modo apareció Lorraine Vigil.

Harvey directamente recurrió al encañonamiento llevándola también al desierto, pero el no esperaba que la chica forcejeara con él.


El primer disparo dio con una de las piernas de la muchacha la cual siguió luchando con él.
Una patrulla de policía, que andaba patrullando cerca, alertada por los ruidos, llegó hasta ellos y apresaron a Harvey.


Esta muchacha valiente salvó su vida y a saber la de cuantas más.

Harvey Murray Glatman confesó y fue juzgado y sentenciado a muerte , como no quiso apelar el juicio sólo duró 3 días.


El 8 de agosto de 1959 fue ejecutado, sin lamento ni queja. Sus últimas palabras, muy humanas para lo que hizo, fueron:


"Es mejor así, tarde o temprano esto tenía que terminar así"